jueves, 17 de noviembre de 2022

RESPETO



Todos o casi todos, a lo largo de nuestra vida hemos conocido, valorado y admirado a una persona genuina, autentica. Una persona que tiene los ojos llenos de sol. Y las manos cargadas de bondad. Tiene luz en el alma, ternura en la palabra. Es amada y respetada. Se hace cargo de su conducta, es dueña de sus actos y responde por ellos. Fomenta la madurez y la responsabilidad entre quienes lo rodean valiéndose de los mismos recursos que utiliza para cultivar virtudes: la practica y el ejemplo. Tiene en cuenta la realidad de otras personas, su vida interior, sus emociones, sus circunstancias externas. Guía y anima a los demás sin vacilaciones, con determinación, con bondad. Porque contra lo que la mayoría de la gente cree, la bondad no esta reñida con la fortaleza. El bueno (fuerte), puede y sabe mandar. Puede y sabe comprender, perdonar, guiar. Y por sobre todo eso, sabe inspirar respeto. No el respeto enemigo de los malos, de los egoistas o de los intransigentes, sino ese otro amalgamado con el cariño y casi siempre con el agradecimiento de quienes lo rodean.

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